martes, 9 de marzo de 2010

Asalto a cara descubierta Supermercado Acuña atenta contra el pueblo Patagüino



por JAVIER MENA,Periodista.
Como Patagüinos tenemos dos opciones: Una denuncia conjunta al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) o directamente al Ministerio Público y como segunda medida, NO comprar más productos en este local comercial, una medida de castigo por su desconsiderado abuso y delito cuando el país sufre estado de catástrofe, en resumidas cuentas, aplicar nuestro propio Rigor de la Ley.

Nuestro país ha sufrido el más grande golpe de toda su historia desde su independencia, y eso no cabe duda. Lo dijo Don Francisco, La presidenta Bachelet, y el presidente electo. Pero como hermanos de patria debemos apoyarnos y tender la mano al más necesitado.

Situación que no ocurrió con un locatario de nuestro pueblo. Supermercados Acuña adoptó la equivoca decisión de aumentar de forma excesiva los precios de los bienes de necesidad básica, aprovechándose de la situación de cientos de coterráneos que sufrieron las consecuencias del terremoto.

No cabe en una mente solidaria, que en situación extrema este señor esté cobrando $ 150 por un pan, $ 1.000 por una bolsa de basura, pilas, velas y pollos a precios irrisorios, ocasionando un grave perjuicio a la población

Usted señor Acuña ha incurrido en un grave delito basado en la Ley 16.282 sobre Sismos y Catástrofes -que en su artículo cuatro establece la sanción de presidio para quienes vendan especies a precios desmedidos durante estos periodos- pero la mayor sanción no la impone la justicia, sino que sus propios clientes, y es LA SANCIÓN MORAL Y ÉTICA

Me pregunto si en su fuero interno está el concepto de solidaridad. No creo, pues con su actitud nos ha dejado en claro que el amor al dinero es más fuerte que los sentimientos y el compañerismo. Usted denigra a la patria y nos mira como maquinas productoras de dinero.

Usted señor Acuña, no es patriota y menos patagüino, como tampoco estuvo en su mente el concepto de “Chile ayuda a Chile”.

Lo cierto es que ni usted ni yo sabemos hasta cuando le dure el tiempo de las vacas gordas, pero cuando le llegue lo contrario, no dude que este humilde pueblo le negará la sal y el agua.


Javier Mena Tobar
Un Patagüino Más

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